3 filetes de pechuga de pollo
250 g de judías verdes, deshebradas y cortados los extremos
SALSA SATAY
2 cucharadas de mantequilla de maní
1 cucharada de salsa de soja
1 cucharadita de vinagre de vino blanco
1 cucharada de agua
3 cucharaditas de azúcar
2 cucharaditas de aceite de sésamo
Lave el pollo al chorro de agua fría.
Séquelo con papel absorbente.
Ponga las pechugas de pollo en una cazuela, cúbralas de agua y lleve lentamente a ebullición.
Tápela, reduzca el fuego y deje hervir a fuego lentos unos 3 minutos.
Retire la cazuela del fuego y déjela tapada 20 minutos.
Corte las judías en diagonal; cuézalas en agua hirviendo hasta que estén tiernas.
Escurra en un colador y póngalas en un cuenco de agua helada para que se enfríen.
SALSA DE MANÍ
Caliente la manteca de maní en un cuenco y vaya echando gradualmente los otros ingredientes, removiéndolos todos.
Escurra las judías, séquelas con un paño y dispóngalas en una fuente.
Saque las pechugas de la cazuela y escúrralas, corte la carne a contraveta en rodajas.
Coloque el pollo sobre las judías, rocíe por encima con la salsa de maní y enfríelo durante 1 hora antes de servirlo.
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